Parques, patios y placitas

CABECERA JUEGOS TRADICIONALES

Hace unos días tuve ocasión de cruzar el parque de mi barrio por la mañana. No tengo muchas oportunidades de hacerlo a esas horas. Hacía frío pero el día era soleado, así que el paseo resultó ser muy agradable.

Cuando llegué a la zona deportiva, me llamó la atención ver a nuestros mayores distribuidos en varios grupos y jugando a esos juegos que tienen por costumbre practicar: la petanca, los bolos,… Pensé: ¡vaya! un poco de deporte al aire libre y con amigos siempre es fantástico.

Al pasar a su lado, no se de qué manera, lograron contagiarme de una extraña melancolía. Y es que, pensando en mi niñez, recuerdo haber jugado en la calle tan libremente que el parque infantil no era más que un complemento a todos los demás entretenimientos que ideábamos.

Me hicieron regresar a esos días en los que una tiza podía hacer magia y crear increíbles juegos como «la Carta» o «la Rayuela», o un circuito para jugar a las carreras de chapas. Incluso cuando dos piedras más o menos estables se convertían en una magnífica portería de fútbol. La goma, la comba, el hula hoop… juegos como «el Pañuelo» o «Pasimisí», juegos de equipo, inventados, creativos e improvisados, deporte, aire,… ¡qué huracán de vitalidad!

JUGUETES TRADICIONALES

Hace no mucho tiempo hablaba con mi padre sobre este tema y me impresionó la imaginación y creatividad que tenían los niños de su generación para desarrollar tantos juegos por sí mismos. Fue una conversación interesante, divertida y llena de buenos recuerdos que, junto con la experiencia que tuve aquella mañana en el parque, me ha llevado a publicar este post sobre juegos infantiles tradicionales para practicar en la calle o en el patio del colegio.

Os puedo asegurar que, según estoy escribiendo, el recuerdo de todos esos juegos está dibujando una enorme sonrisa en mi cara.

PASIMISÍ

El Pasimisí es divertido, sencillo y no requiere grandes superficies para jugar.  Cuantas más personas participen, mejor.

Para comenzar, debemos elegir dos jugadores que ejercerán como capitanes y  que se colocarán uno frente al otro, entrelazando sus manos y formando un arco suficientemente alto para que los demás puedan pasar por debajo.

Antes de colocarse para iniciar el juego, los capitanes elegirán, sin compartir la decisión con los demás jugadores, un color, un animal, una fruta,… por ejemplo, uno será el color amarillo y otro el color azul. Una vez llegado a este acuerdo, los demás participantes harán una fila e irán pasando por debajo del arco mientras todos cantan: “pasimisí, pasimisá, por la Puerta de Alcalá, los de alante corren mucho, los de atrás se quedarán”

Cuando suene la última sílaba de la canción, los jugadores que forman el arco bajarán las manos y el participante que en ese momento pase por debajo quedará atrapado. Entonces le harán la siguiente pregunta, en voz muy bajita para que los demás no puedan oírlo, “¿qué color prefieres, el azul o el amarillo?” Según lo que responda, se colocará detrás del jugador que tiene asignado ese color.

Una vez capturados todos los participantes y habiéndose situado detrás de su capitán, comenzará la segunda parte.

Cada grupo se colocará en fila, tal y como ha quedado al terminar el juego. Después, dibujaremos una línea justo entre ambos equipos.

Los capitanes se darán las manos y todos tirarán hacia atrás intentando que el equipo contrario traspase la raya. Ganará el grupo que lo consiga.

EL PAÑUELO

Para jugar al Pañuelo, necesitamos hacer dos equipos pares (al igual que en el Pasimisí, cuanta más gente juegue, más divertido será) y contar con un participante más que ejercerá como árbitro y sujetará el pañuelo (donde digo pañuelo, digo también gorro, guante, u otra prenda de vestir pequeña)

Después, tenemos que crear el campo. Para ello hemos de buscar una superficie más o menos lisa y pintar una raya con tiza. Desde este trazo, contamos unos 10 pasos a cada lado y pintamos dos líneas tras las que se colocará cada equipo, quedando uno frente  al otro y dejando en medio, en un extremo de la línea central, con el brazo extendido y sujetando la prenda, al árbitro o juez.

Aquí podéis ver cómo sería más o menos un “campo” de juego de “el Pañuelo”

EL PAÑUELO

Los miembros de cada grupo tendrán asignado un número que el equipo contrario desconocerá, siempre teniendo en cuenta que si, por ejemplo, cada equipo es de 6 personas, los números que habrán de distribuirse serán del 1 al 6.

Ahora que ya hemos terminado con los preparativos, podemos empezar.

El jugador que sostiene el pañuelo dirá un número al azar y el miembro de cada equipo que lo tenga deberá correr para capturar la prenda y volver tras la línea de su grupo.

El jugador que no haya conseguido coger el pañuelo tratará de alcanzar al que lo tiene antes de que cruce la línea de su equipo. Si esto sucede, el participante que tiene la prenda será eliminado y el punto lo recibirá el equipo contrario. En cambio, si el jugador que ha cogido el pañuelo logra cruzar la raya y reunirse con su equipo, será el otro participante el que quede descartado.

Los puntos se irán marcando con tiza al lado del árbitro. Cuando se hayan dicho todos los números, el juego terminará, y el equipo que más tantos tenga será el campeón.

LA RAYUELA Y LA CARTA

La Rayuela es uno de los juegos tradicionales más populares y más antiguos que se conoce.

La dinámica es muy sencilla y su práctica divertidísima. Para jugar necesitamos al menos dos participantes, tizas, una superficie lisa y una piedra lo más plana posible.

Lo primero que tenemos que hacer es dibujar la rayuela en el suelo, tal y como se muestra en el siguiente dibujo (aunque hay que decir que su configuración puede variar)

RAYUELA

Para comenzar el juego, el primer participante lanza la piedra al número 1. Esta casilla será la “casa”, lo que significa que tendrá que saltar por encima sin pisarla.

Los cuadrados individuales habrán de pisarse siempre a la pata coja. Cuando encontremos dos cuadros pisaremos con los dos pies, uno en cada casilla.

El recorrido será doble, es decir, hay que llegar hasta el número 10 y volver.

Una vez conseguido el número 1, lanzamos la piedra al número 2 y repetimos la misma dinámica, el 2 se convertirá en “casa” y habrá que pasar por el resto de números según las reglas del juego. Y así sucesivamente hasta llegar al 10.

Si la piedra no cae en el número que toca, el jugador deberá ceder el turno al siguiente. Lo mismo sucede si la piedra queda sobre las líneas de tiza, si el jugador apoya los dos pies cuando ha de ir a la pata coja, o si pisa alguna raya.

El número 10 será el “cielo” y nos permitirá parar en su interior para descansar antes de continuar con el juego.

La Carta es una variante de la Rayuela a la que recuerdo haber jugado mucho durante mi infancia.

Es un juego tan sencillo y divertido como el anterior y la dinámica es parecida, aunque algo más complicada en lo que respecta al equilibrio.

En este caso, el dibujo que hay que hacer es el siguiente:

LA CARTA

El primer jugador lanza la piedra al número 1 y, siempre a la pata coja, dando pequeños toques con el pie, tendrá que pasarla al siguiente número recorriendo toda la “carta” casilla a casilla. Una vez finalizado el recorrido desde el número 1, lanzamos la piedra al número 2 y repetimos la misma dinámica.

Si la piedra sale del circuito o queda entre dos rayas, si la lanzamos fuera de la casilla que corresponde, si el jugador apoya los dos pies, pisa una línea o sale del circuito, deberá ceder el turno al siguiente participante.

En este caso, el número 4 será el “cielo” salvo cuando se trata de la casilla a la que tenemos que lanzar la piedra, en cuyo caso no habrá zona de descanso.

EL ESCONDITE INGLÉS

Se trata de una modalidad de «Escondite» en la que los padres, profes o personas al cargo no pierden de vista a los niños, así que tranquilos todos.

Solo necesitamos un poquitín de espacio y un poste o pared desde el que contaremos unos 15 pasos (pueden ser más o menos en función al espacio disponible), punto en el cuál marcaremos una raya con tiza que se constituirá como la línea de salida de los jugadores.

Uno de los participantes deberá colocarse de espaldas a los demás, con los ojos cerrados y apoyado en el poste o pared. Después, en voz suficientemente alta para que los demás puedan oírle y lo más rápido que le sea posible, cantará: “al escondite inglés, sin mover las manos ni los pies” y se girará.

Mientras canta, los demás niños deberán avanzar hacia él, pero, ¡ojo!, en el momento en que el jugador que está apoyado en la pared se de la vuelta, todos deberán estar muy muy muy quietos, porque el que se mueva tendrá que volver a la línea de salida.

Para hacerlo aún más divertido, este jugador podrá acercarse a los demás mientras están quietos para comprobar que realmente no están haciendo algún movimiento, eso sí, sin tocarles, hacer muecas o incitar a que se muevan.

Esta dinámica se repite una y otra vez hasta que uno de los participantes consigue tocar la espalda del jugador que está en la meta sin que le vea moverse. Este será el ganador y, por tanto, cantará la retahíla durante la siguiente partida.

CARRERAS DE CHAPAS

A «las Chapas» jugaban nuestros padres, hemos jugado nosotros y sería genial que jugasen nuestros hijos; eso sí, vamos a cambiar las chapas de metal por tapones de plástico de refresco o de botellines de agua.

El juego es sencillísimo. Solo necesitamos un tapón, pegamento y una cara o dibujo de papel recortado o, incluso, una pegatina pequeña.

Este sería el montaje de una chapa, en este caso tapón.

CHAPAS

Lo primero que tenemos que hacer es elaborar el circuito de carreras.  Podemos dibujarlo con tiza en el suelo, pero también podemos hacer un circuito con montañas y túneles en la playa o en el arenero de un parque, tratando de que la tierra quede bien compacta para que el camino sea lo más liso posible.

Marcamos la línea de salida y la línea de meta y repartimos los turnos entre los jugadores (en este caso, más de tres personas es algo complicado)

El juego consiste en recorrer el circuito dando pequeños toques a las «chapas» con los dedos índice y pulgar, un toque por turno.

Si la chapa sale del circuito, deberá volver a la línea de salida.

Es importante recoger bien los tapones una vez termina el juego y, si están deteriorados y queremos cambiarlos por unos nuevos, podemos reciclarlos.

RECICLAJE

LA ZAPATILLA POR DETRÁS

Qué juego tan sencillo y tan bonito. Recuerdo haber jugado una y otra vez durante la hora del recreo.

Es otro de esos maravillosos pasatiempos infantiles en los que cuantos más participantes haya, mejor resultará.

En primer lugar tenemos que elegir al jugador que “se la pica” o “demonio”. Una vez realizada la elección, que normalmente suele hacerse jugando al “pito, pito, gorgorito, dónde vas tan bonito, a la era verdadera, pim pam pum, ¡fuera!”, el resto de participantes se sienta formando un corro, colocándose el “demonio” en el centro con una zapatilla u otra prenda de vestir en la mano (mucho más óptimo otra prenda, porque le tocará correr y sin zapatos es un poco más complicado, así que, aunque digamos zapatilla, pondremos un gorro, un guante, un muñeco,…)

Ahora podemos comenzar el juego.

Los participantes que están sentados tienen que cerrar los ojos y cantar todos juntos: “a la zapatilla por detrás, tris tras, ni la ves ni la verás, tris tras. Mirad arriba, que caen judías, mirad abajo, que caen garbanzos, a dormir, a dormir, que el demonio va a venir”

Mientras suena la canción, el “demonio”, que tiene la prenda, da vueltas por el exterior del corro y coloca la «zapatilla» detrás de un de los jugadores.

Cuando acaba la canción, todos preguntan, aún con los ojos cerrados: “¿a qué hora?”, contestando el “demonio” un numero del 1 al 10. Entonces, cuentan en voz alta hasta el número indicado y abren los ojos.

El jugador que tiene “la zapatilla” a su espalda, deberá levantarse y correr detrás del demonio rodeando el corro y tratando de alcanzarle antes de que se siente en su lugar que, al levantarse, ha quedado vacante. Mientras tanto, los demás permanecerán sentados en sus sitios.

Si el jugador consigue atrapar al «demonio» antes de que se siente en su sitio o antes de que de 3 vueltas al corro, “se la picará” otra vez el mismo niño. Si no consigue atraparle, este jugador será el nuevo “demonio”

PLAZA

Estos siete juegos son solo un pequeño ejemplo de todos los ratitos de diversión con amigos y compañeros en el patio del colegio, en el parque, o en una placita sin coches.

Cuanto más escribo más  me vienen a la mente, son tantos juegos y tantos buenos momentos… Simplemente me siento feliz y estoy deseando empezar la segunda parte de este post =)